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El Libre Albedrío

Publicado por Malena

Los que creen en Dios sostienen que Él no es responsable del mal sino que son las decisiones del hombre la que lo provocan. Debido al mal uso de su libertad, los seres humanos son los responsables del mal en el mundo.

La tragedia del hombre es la consecuencia de sus elecciones erróneas.

Dios, que es perfecto y bueno, creó una criatura a su imagen y semejanza y le otorgó el libre albedrío porque el hombre quiso ser libre como Él; por lo tanto, Dios no puede intervenir sin afectar su libertad.

Los errores de los hombres son el origen de su sufrimiento.

Dios permite el mal moral pero también le otorga al hombre la capacidad del bien moral.

Según la religión, Dios desterró del paraíso al primer hombre y a la primera mujer porque pecaron contra su voluntad, queriendo ser como Él. Los confinó a vivir una vida terrenal como castigo por el pecado original, donde tuvieron que enfrentar toda clase de dificultades y sufrimientos, como desastres naturales, enfermedades, guerras, etc; y su pecado lo heredaron todos sus descendientes.

El determinismo extremo sostiene que toda conducta tiene una causa y esta a su vez tiene otra y así indefinidamente; de modo que desde este punto de vista, nuestra conducta está determinada y no hay elección posible, o sea que el libre albedrío no existe.

El determinismo moderado acepta la existencia del libre albedrío y considera que es compatible con el determinismo, ya que la humanidad puede actuar de acuerdo a sus deseos y que es irrelevante que una decisión esté determinada causalmente o no, porque lo importante es que no sea forzada ni contraria a los deseos.

Los liberales, en cambio, no aceptan el determinismo y consideran que el hombre sí tiene libre albedrío. El problema del pensamiento liberal es que si una acción no está determinada por una causa puede ser fortuita, o sea por azar, y eso resultaría muy costoso desde el punto de vista moral; por lo que se hace difícil sostener esta posición.

El hombre sólo tiene la posibilidad de equivocarse, o sea de cometer el error de elegir la acción incorrecta; ese sería su libre albedrío, porque existe una sola forma de elegir y es actuar según la conciencia moral, es decir, según la tendencia humana innata.

El libre albedrío desde este punto de vista consiste en tener la libertad para equivocarnos, porque el camino de cada uno es el bien moral.

Los animales están atados a los instintos pero el hombre puede reflexionar, actuar con libertad y actuar de buena o de mala fe, en virtud de su propia moral personal, de lo que siente genuinamente su conciencia, que es lo que todos los hombres tienen en común.

La buena fe es actuar en función de lo que cada uno sabe internamente qué es bueno y no sólo llevándose por reglas externas, haciéndose responsable de cada uno de los actos sin excusas.

La libertad no significa hacer lo que quiero cuando quiero, porque haciendo mi voluntad puedo hacer daño a los demás e interferir en sus propias libertades. Significa ser libre para Ser quien uno es, o sea para desarrollar el propio potencial y crecer; porque el que cree que la libertad le permite hacer lo que quiere se convierte en un esclavo de sus deseos.

Ninguno puede tener libertad sin límites porque coarta la libertad de los demás; por esta razón el otro es el límite de mi libertad.

La libertad de Ser quien realmente Soy, está determinada por el triunfo de la decisión moral racional de un Yo más consciente de sí mismo.

Una sociedad justa es la que hace posible que todos sus integrantes puedan ser libres para crecer y desarrollar su potencial, porque la justicia es la que garantizará la equidad y nunca la equidad sera garantía de justicia.

Fuente:”50 cosas que hay que saber sobre Filosofía”, Ben Dupré, Editorial Ariel, 2011.