La Venganza
La venganza es la búsqueda de una satisfacción por el daño o agravio recibido.
Es lo opuesto al perdón, porque la venganza y el resentimiento enferman y el perdón cura.
Según el pensamiento estoico, el mal moral consiste en privar a la voluntad humana del recto orden de la naturaleza.
El estoicismo propone vivir conforme a la naturaleza ateniéndose a los principios que operan en ella, conforme a la recta razón, de los cuales también participa el alma humana.
Ninguna acción es buena o mala en si misma y la virtud es actuar con sabiduría.
El sabio es el que alcanza la conducta verdaderamente virtuosa, porque está libre de pasiones y es dueño de su vida, se domina a si mismo y es libre.
Las pasiones del hombre como la tristeza o depresión, el deseo o el miedo, el odio y el resentimiento, son los que los conducen a comportarse como insensatos y la venganza responde a la insensatez.
Para los estoicos el placer es el resultado de una acción y nunca puede ser un fin en si mismo, o sea que el placer de la venganza es una respuesta impulsiva pero no es una solución.
La justicia, la templanza, la fortaleza y la prudencia son las virtudes necesarias para no caer en la insensatez y actuar movido por las pasiones; porque la venganza se activa con el odio y el resentimiento, la debilidad de carácter y la imprudencia, pasiones irreflexivas que carecen de virtud.
Desde el punto de vista de los epicúreos, el primer criterio para evaluar una acción es la percepción, no el hecho objetivo sino la forma de percibirlo. El segundo criterio es el concepto, que es una imagen de la memoria, mientras que el placer y el dolor nos brindan el criterio de lo que debemos elegir.
Sin embargo, el placer máximo para estos pensadores consiste en la liberación del dolor y el logro de la calma y la tranquilidad imperturbable y no cualquier placer inmediato y mundano, porque no hay placer que supere el hecho de liberarse del sufrimiento.
Los criterios de verdad para los epicúreos son los sentidos, las presunciones y las pasiones, considerando el placer como el principal fin de la vida; pero no se refería a los placeres momentáneos, ni a las sensaciones pasajeras, sino al placer que dura toda la vida, la ausencia de dolor.
La venganza busca el resarcimiento por un dolor inflingido que no termina con el dolor sino que se vuelve contra el hombre mismo y lo destruye.
La atención mueve a la intención de modo que es mejor no prestar atención a las ofensas o interferencias de los demás, sin olvidarlas pero siendo capaces de perdonarlas, porque el error es un estado de conciencia.
Todo error produce un desequilibrio, el desvío del camino de la paz interior, que más tarde o más temprano atrae la reparación.
El autoconocimiento nos revela por qué nos afectan las conductas ajenas que es lo que nos hace proyectar en los demás nuestros propios defectos.
Cada daño recibido o dolor sufrido es una oportunidad para aprender y nos puede destruir o fortalecer; y la venganza es el intento fallido de reparar lo irreparable.