Filosofía

El Sufismo

Publicado por Malena

El Sufismo

El Sufismo es la interpretación mística de la doctrina islámica. Es un movimiento espiritual heterodoxo que se acerca a veces a las tradiciones budistas, taoístas y a la práctica Zen, y difiere en otros aspectos vinculados a la naturaleza y al acceso a la divinidad.

A diferencia del Cristianismo, el Judaísmo y el Islamismo, no adhiere a ninguna concepción metafísica del hombre y a excepción de la danza de los giradores, el sufismo no practica ningún rito ni responde a ningún libro sagrado escrito.

Sufí significa lana en el idioma árabe. Recibían este nombre los monjes errantes místicos cristianos que usaban unas modestas túnicas de lana.

Los sufíes eran respetados por toda la comunidad y sus consejos eran muy bien recibidos por todos. Vivían de la caridad y predicaban la austeridad como un medio para alcanzar la gracia divina.

Los sufíes proponen una vía no dogmática para el acceso a la divinidad.

Durante muchos siglos han esparcido su doctrina en forma de historias o cuentos que contienen profundas enseñanzas.

Un cuento sufí del siglo XII nos revela el valor del arrepentimiento aún en aquellos cuyas acciones superan la imaginación más aberrante.

Cuento para pensar

Había una vez un hombre que había asesinado en su vida a noventa y nueve personas.

Un día, mientras se encontraba a la vera de un frondoso río disfrutando de la belleza del paisaje, no pudo evitar mirarse a si mismo y sentir un profundo remordimiento.

Sabía que en el pueblo más próximo vivía un gran erudito que podía ayudarlo a tranquilizar su conciencia y fue en su búsqueda.

Le relató todo su pasado plagado de crímenes y su deseo de arrepentirse e iniciar una nueva vida como una buena persona.

Le preguntó al erudito si Alá lo perdonaría si estaba dispuesto a arrepentirse, cambiar su conducta y transformarse en un hombre de bien.

El hombre ilustrado, que poseía un gran caudal de conocimiento pero que carecía de sabiduría, luego de escucharlo atentamente le contestó convencido que era lógico pensar que jamás sería perdonado.

Al oír esto, el criminal ofuscado le dijo que en ese caso matarlo también a él no cambiaría nada, por lo tanto sin pensarlo dos veces le dio muerte de una cuchillada.

Al poco tiempo el asesino se encuentró con un sabio maestro y le confesó que había matado a cien personas. Se preguntaba si Alá lo perdonaría si se arrepentía.

El maestro, con sabiduría lo tranquilizó diciéndole que naturalmente Alá lo perdonaría si se arrepentía de inmediato y le aconsejó una sola cosa, evitar las malas compañías para no cometer errores, frecuentando solamente a gente buena.

Fue así que el bandido se arrepintió sinceramente de su pasado y llorando amargamente pidió perdón a Alá por sus crímenes.

Al día siguiente, abandonó la aldea donde vivían las personas que lo habían inducido al mal vivir y al crimen y se trasladó a una población con costumbres más familiares y pacíficas.

Durante el trayecto, se sintió mal y cayó muerto a un costado del camino por causas naturales.

Llegaron de inmediato los ángeles del castigo para llevarse su alma y también los de la misericordia.

Los ángeles del castigo no podían perdonar las cien muertes que habían sido responsabilidad del fallecido, que por esos terribles crímenes era merecedor del peor de los castigos; pero los ángeles de la misericordia les recordaron que antes de morir ese pecador se había arrepentido.

Como no se podían poner de acuerdo, bajó el arcángel Gabriel para poner fin a la disputa.

Resolvió medir la distancia desde el lugar donde había caído el cuerpo hasta el pueblo que estaba más próximo y en virtud de ello decidir dónde le correspondía ir a su alma.

Lamentablemente el cuerpo estaba más cerca del pueblo de los hombres perversos, sin embargo, como su arrepentimiento había sido sincero, Alá hizo el milagro de acercar el cadáver a la aldea de los virtuosos, por lo tanto su alma fue entregada a los ángeles de la misericordia.

Este cuento sufí nos enseña que nunca es tarde para cambiar de modo de vida y lograr la paz interior, y que hasta el último de los hombres malignos puede rehabilitarse con sólo arrepentirse en el último momento de su existencia.