El Buda
Con Siddhartha Gautama, el Buda, se inicia una nueva religión, en un intento de convertir una religión étnica como el Hinduismo en una religión universal; tal como Cristo creó el Cristianismo a partir del Judaísmo, logrando ambos que sus doctrinas se expandieran por el mundo.
Siddhartha Gautama era el heredero de un reino acostumbrado a vivir en la opulencia hasta que un día decide explorar más allá de los muros de su palacio.
La historia de Buda está plagada de fantasía, tal como las vidas de otros profetas, donde la realidad se mezcla con sucesos sobrenaturales milagrosos.
El hecho es que el Buda fue una persona de carne y hueso, un ser humano nacido en cuna de oro, resguardado por su padre en su palacio para evitar que se cumplieran los designios que el oráculo predecía.
Será el rey del universo, le decían cuando nació y aunque su reino era importante, su padre temía que se tratara de un reino celestial y que su hijo, nacido para ser guerrero como era él para defender su poderío, se dedicaría a ser un santo.
Buda no se consideró nunca divino sólo se refería a si mismo como “El despierto”.
Alcanzó la iluminación y pasó su larga vida tratando de despertar conciencias. Toda su sabiduría provenía de su experiencia a veces dura y amarga. Enfrentó al sufrimiento hasta el extremo y resurgió con algo mucho más valioso, convirtiéndose en la verdad.
Siddhartha fue príncipe, monje y finalmente un Buda compasivo, mortal como cualquier otro hombre pero alcanzó el nivel de la iluminación y se hizo inmortal.
Siendo un humano como nosotros llegó a ser un Buda siguiendo los dictados de su corazón, tan vulnerable y humano como cualquier otro hombre.
Su Madre, Maya, también como la virgen María recibió un aviso celestial que concibiría un hijo tras tres años de haberlo esperado en vano.
Nació el Buda de este modo pero su madre no llegó a vivir para verlo crecer.
Creció en el palacio rodeado de lujos sin conocer los sufrimientos de la vida. Su padre se ocupaba de que se educara como un guerrero sin ver muertos, enfermos, miseria o vejez.
Gautama se desposó con una bella doncella y tuvo un hijo. El día que nació su hijo él dejó el palacio para conocer el mundo.
Detrás de los muros de su reino descubrió el sufrimiento en las calles al ver un hombre pobre, un enfermo, un muerto y un hombre viejo y desde entonces comenzó a cuestionarse por qué existía el sufrimiento.
Siddhartha no pudo vencer al mal ni abrazó el bien, sólo se apartó de ambos cuando se dio cuenta que nunca podría ser completamente bueno ni estaría libre de pecado.
Sólo en ese momento algo cambió dentro de él. Ya no lo distraían las cosas mundanas y su atención podía centrarse nada más que en la paz de ser.
La mayoría de las personas en el mundo huyen del dolor y persiguen el placer involucrados en una guerra que nunca acaba. Sólo si se rinden serán libres.
Las personas que están perdidas en la lucha de la existencia se han vuelto prisioneras de las ilusiones.
La muerte llega con el nacimiento, son inseparables, descubran la parte de ustedes que aún no ha nacido y entonces serán libres del nacimiento y de la muerte.
Buda quería que cada individuo mirara su interior y hallara la liberación mediante un viaje personal que empezaba en el mundo físico y terminaba en el Nirvana., la conciencia pura y eterna.
El Nirvana está presente en todos pero es como el agua que corre en las entrañas de la tierra; porque llegar a ese estado exige concentración, devoción y trabajo diligente.