Platón y la Belleza
Lo bello material no es esencial porque sólo la idea de belleza es real.
Se sabe que Platón apreciaba la belleza humana pero no se tienen datos sobre lo que pensaba de la belleza natural, porque parece ser que sólo la consideraba desde un punto de vista utilitario.
Con respecto a la belleza de las artes, Platón, por cuestiones metafísicas y morales echó de su República a casi todos los poetas, aunque existen muchos indicios para pensar que tenía una gran sensibilidad estética.
Con referencia a la obra de Homero a quien consideraba el mayor de los peotas, de toda su poesía sólo admitía en el Estado ideal de La República los himnos a los dioses y las alabanzas al bien y ninguna otra cosa que traicionara la verdad.
Platón consideraba a la belleza como algo real y a todas las demás cosas que son bellas según los sentidos, como imitaciones de lo real, en la medida que participan de la belleza universal.
La belleza es eterna y subsiste por si misma unida a la idea de si misma. No puede ser material, trasciende lo sensible, por lo tanto toda producción humana artística o literaria sólo se aproximará en un grado bajo a ella, dado que las cosas bellas dependen de los sentidos mientras que la belleza en si misma depende de la inteligencia.
Para Platón todo lo útil es bello de manera que se deduce que la eficacia es bella. Pero a esto Sócrates introduce una restricción, lo bello es lo útil para un fin bueno o verdaderamente provechoso, porque no puede aceptar que lo que es eficaz para un mal fin, sea bello.
¿Si la belleza es una forma trascendente cómo puede ser que agrade a los sentidos?
Platón declara que sólo la belleza diferente de la sabiduría se manifiesta a los sentidos. Para él el verdadero placer lo dan los colores, las formas y los sonidos bellos, refiriéndose a líneas rectas y curvas y a sonidos puros y armoniosos inteligibles.
Estas cosas son bellas por naturaleza y no por comparación con otras, porque la medida y la simetría se convierten en belleza y virtud, de manera que por belleza se debe entender medida y proporción.
De manera que la concepción que prevalece sobre todas las demás es la identificación de lo bello con el bien.
Lo bello imita a la belleza misma pero nunca será igual porque pertenece al mundo material de los sentidos que es sólo un reflejo de lo real.
El hombre siente una gran diversidad de emociones, algunas son provechosas y otras resultan perjudiciales. Es la razón la que debe decidir cuál es el arte que se puede admitir en un Estado ideal y cuál el que se debe excluir.
A Platón le preocupan especialmente los efectos educativos y morales de la belleza y no tanto el hecho del placer de la contemplación estética desinteresada.
Estaba totalmente en contra de aceptar que lo bello estéticamente tiene como única finalidad el placer, porque pensaba que todo lo que es bueno posee la verdad de la imitación de lo verdadero.