Filosofía

Belleza objetiva

Publicado por Ruben Avila

belleza objetivaPlatón no estaba de acuerdo con dos grandes concepciones sobre la belleza que fueron desarrolladas en su época, aunque tampoco se puede decir que fueran las dominantes. Por una parte, la defendida por Sócrates, que asimilaba lo bello con su función, con su utilidad; por otra, la asumida por los sofistas, que veían la belleza como fruto del placer que algo reportaba a los oídos y la vista. Sin embargo, Platón consideraba esta última definición demasiado restringida y subjetiva, ya que el placer que sentimos al ver un objeto es, en primera instancia, una reacción subjetiva. Tampoco estaba de acuerdo con la tesis de su maestro, Sócrates, ya que sí es cierto que lo conveniente es un camino para llegar a lo bueno, no es algo que lo constituya, mientras que la belleza siempre es buena.

La belleza objetiva

Para Platón la belleza no podía ser algo que dependiese de los gustos de los hombres. De hecho, llegó a escribir que «no tengo interés por lo que parece bello a la gente, sino por lo que lo es». Es decir, existe algo así como La Belleza, con sus reglas y condiciones, que es cognoscible y que será independientemente de los gustos de la gente. Al contrario de los sofistas que la hacían depender del contexto, Platón la consideraba como algo ajeno al sujeto, más allá de él.

Realmente, esta concepción de la belleza no es que fuera precisamente una innovación radical, ya que entroncaba con la tesis tradicional defendida por la mayoría de los griegos, que veían a la belleza como algo permanente. Al contrario, los sofistas sí que hicieron una formulación diferente de lo bello.

Contra los sofistas

La visión hedonista de la belleza que defendían los sofistas, se puede entender como que el placer que sentimos con ciertos objetos no es que sea un rasgo de la belleza, sino que es el medio que tenemos para reconocerlo. Así, lo bello, lo que nos da placer, sería más un método de comprobación que una característica de la belleza.

Naturalmente, la tesis anterior era completamente inadmisible para Platón, que no podía aceptar que algo fugaz, volátil, como es el placer, pudiera servir como prueba de lo permanente, de lo eterno, que es la belleza. Para el filósofo griego ambos conceptos no casan, en absoluto, entre sí.

Al contrario, para Platón los seres humanos tenemos algo así como un sentido innato, y que permanece en el tiempo, de la belleza, del ritmo o de la armonía. Será a través de dicho sentido que nos damos cuenta de su existencia, que reconocemos lo que es bello.

Rasgos de la belleza platónica

Podemos distinguir los siguientes rasgos de lo que Platón consideraba belleza.

1. No es exclusiva de los objetos que percibimos a través de la vista y el oido.

2. Es una propiedad que las cosas bellas poseen de manera objetiva, independientemente de los gustos personales de cada cual.

3. La prueba irrefutable de que existe la belleza es nuestro sentido innato para reconocerla y no una sensación fugaz como es el placer.

4. Por tanto, todo lo que nos gusta no tiene porqué ser bello, a veces, simplemente puede aparentar serlo.

Imagen: jyanes.wordpress.com