Tradicionalismo
Ayer hablamos acerca de las tradiciones y de su relevancia para la Ética. Hoy vamos a dedicar esta entrada a la concepción que defiende las tradiciones por el mero hecho de ser tradiciones. Es el tradicionalismo. Este es un punto de vista que se hizo fuerte con el romanticismo del siglo XIX. A este punto de vista se oponen los que podemos llamar concepciones ilustradas. Llamaremos concepciones ilustradas a aquellas que, más que oponerse a la tradición por el mero hecho de ser tradición, no consideran a la tradición como algo intocable, es decir, que no sacralizan las tradiciones. Elegimos el nombre de «concepciones ilustradas» porque la Ilustración se caracterizó por dudar de las tradiciones, poniéndolas en cuestión.
En el sentido en que la Ética es una disciplina filosófica que evalúa racionalmente los distintos códigos morales, fomentando unos y rechazando otros, podemos decir que es una disciplina ilustrada. Y es que, como ya dijimos en una entrada anterior, la moral es particular y tradicional, mientras que la Ética es universal y cosmopolita. Y por ello nos ha sorprendido que alguien que trabaja en el campo de la ética defienda lo indefendible desde un punto de vista ético. Se trata del profesor Miguel Ángel Quintana, quien defiende la fiesta del toro de la Vega desde puntos de vista tradicionalistas. Él, junto a otros 10 profesores, ha suscrito un manifiesto en el que se defiende esta orgía de sangre vacuna.
El problema con el que se ha encontrado el señor Quintana y su decena de colegas es el mismo con el que se encontrará todo tipo de tradicionalismo en Ética, a saber, dado que las tradiciones no son un buen fundamento racional para las acciones, sino solo una explicación de estas cuando son consideradas desde una perspectiva científica (antropológica, por ejemplo), se ven obligados a cometer todo tipo de falacias, con toda seguridad a sabiendas de que las están cometiendo (obviamente, once profesores universitarios, algunos de ellos de Filosofía y de Derecho, reconocen las falacias en cuanto las ven). Examinaremos algunas de las falacias manifestadas por los firmantes del manifiesto, concretamente por el señor Quintana, aparecidas en algunos diarios digitales.
Quintana y las falacias ad verecundiam
El manifiesto a favor del toro de la Vega se sustenta en una falacia ad verecundiam (apelación a la autoridad). En efecto, este argumento falaz fue formulado por Quintana de la siguiente manera: el manifiesto tiene la pretensión de: