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Mitología Universal

Publicado por Malena

Mitología universal

El hombre antiguo sentía miedo e incertidumbre frente a los fenómenos naturales y angustia y zozobra ante la muerte, el hambre, la enfermedad, la soledad y lo desconocido.

Desde un principio buscó una respuesta a los interrogantes sobre el misterio de la vida y de la muerte e imaginó la existencia de algo más grande y más poderoso que él mismo, encargado de protegerlo de los peligros y la inseguridad de su existencia.

Su intuición le otorgaba la sensación de ser eterno alimentada por sus ansias de infinitud e inmortalidad.

La imposibilidad de controlar las fuerzas de la naturaleza le hizo imaginar seres superiores con características humanas y poderes y atributos de dioses.

Zeus fue el padre de todos los dioses griegos que vigilaba y protegía a los humanos desde el Olimpo.

Los dioses se alimentaban y bebían y tenían las mismas necesidades de los hombres, pero podían ver y escuchar más allá que cualquier otro mortal.

Un dios no nacía ni crecía como mortal. Además de su eterna juventud y belleza y de gozar siempre de perfecta salud, su mayor ventaja era su permanente prestancia y su inmortalidad.

Aunque podían cometer excesos, aborrecían la injusticia, la maldad y lo impuro; y castigaban a los que no respetaban las normas morales y éticas.

Los dioses vivían en el Olimpo, una elevada montaña inaccesible para los hombres pero que ellos podían alcanzar emprendiendo el vuelo.

En el Olimpo, los dioses se reunían para celebrar consejo. Era el lugar de la serenidad y de la calma por excelencia.

La ambrosía y el dulce néctar eran los manjares que consumían los dioses, que los hacía mantenerse eternamente jóvenes.

Los humanos pedían ayuda a los dioses y desde el Olimpo se decidía la suerte de los hombres.

El Olimpo no tenía límites y se extendía por encima de los astros del firmamento, no tenía fronteras y no le llegaba el furor de los elementos.

En ese majestuoso lugar, los dioses tenían palacios fastuosos y suntuosas residencias, donde se destacaba el palacio de Zeus en un lugar privilegiado.

La falda de la montaña del Olimpo la ocupaban efebos, ninfas, héroes y musas.

Los dioses no sólo deliberaban en el Olimpo, también se divertían y entretenían.

Zeus los reunía en su palacio donde la diosa de la juventud, Hebe, les daba de beber del suave néctar.

Durante estos banquetes, Apolo tocaba la cítara y las musas entonaban sus canciones.

Apolo era hijo de Zeus, el más importante de los dioses del olimpo que protegía a los mortales de la oscuridad y del crimen.

Las diferentes deidades se encontraban unidas en el Olimpo formando una comunidad celestial, comandados por Zeus, rey de los dioses y padre de los hombres.

Los dioses de los océanos debían obedecer a Poseidón y los dioses de las profundidades de la tierra y de los muertos a Hades.

En la comunidad de los dioses también ocurrían episodios de intrigas que producían desavenencias entre ellos, y que si llegaban a mayores eran castigadas con el destierro.

El monstruo Tifón, por ejemplo, nació de las desavenencias entre Zeus y su esposa Era, la reina del Olimpo.

Era estaba tan celosa por las infidelidades de Zeus que engendró un monstruo, un ser enorme más grande que el monte más alto, cuya cabeza tocaba las estrellas.

Después de varias encarnizadas luchas entre Zeus y Tifón, el dios del Olimpo logró vencerlo y lo sepultó debajo del volcán Etna. Desde entonces cada tanto vomita fuego y azyfre.

Diosas y dioses del Olimpo representan cada una de las experiencias humanas, el crimen y el castigo, el odio y el amor, las relaciones de los hombres, sus obras, la naturaleza, la realidad, los sentimientos, los conflictos, el poder, la servidumbre. Son leyendas que enseñan sobre todos los aspectos de la vida y muestran las consecuencias de las acciones.