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La Ley de Atraccíon – Tercera Parte

Publicado por Malena

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Esta ley es universal, porque funciona, no porque se sepa de dónde proviene y cómo actúa; y cuando alguien la conoce y es consciente de ella, puede cambiar su vida.

En un mundo que nos conmueve y nos arrastra hacia un futuro incierto, la gente se pregunta cada día más el sentido de esta existencia.

Todos necesitamos respuestas a los grandes misterios de la vida para tener una esperanza y ver concretados nuestros sueños.

La ciencia trata desde su punto de vista racionalista y objetivo de entender la realidad tratando de controlarla. Sin duda, ha demostrado su eficacia en todos sus aspectos, sin embargo, no puede dar una respuesta aún a los interrogantes existenciales.

Desde la antigüedad más remota, el conocimiento místico ha revelado al hombre el aspecto sagrado del Universo y el modo en que opera la realidad.

La ley de atracción nos dice que todas las cosas atraen todo aquello que se les asemeja; de modo que si realmente esto es cierto, y prestamos atención a lo que queremos y sentimos que queremos, está en nuestras manos crear nuestra propia realidad.

El fundamento de esta afirmación es que en el universo todo es energía y cada cosa tiene una vibración. Si nuestro pensamiento se pone a tono con la vibración del objeto deseado, por medio de la atención y la emoción correspondiente, la atraeremos.

El Ser interior es perfecto, saludable, amoroso y eterno y las emociones que sentimos nos indican en que medida nos relacionamos con él.

Si hay una disociación entre el Ser interior y la máscara que adoptamos para vivir existirá una contradicción y será manifestada como una emoción negativa.

Cuando tenemos emociones positivas estamos expresando nuestro Ser interior, significa que cuando mejor nos sentimos mayor es la atracción que ejercemos sobre las cosas que deseamos con esa misma vibración.

No se trata de controlar los pensamientos sino de prestar atención a cómo nos sentimos y podremos cambiarlo por otra emoción que sea afín a lo que deseamos.

El entusiasmo es una emoción que indica que el Ser interior sintoniza con una idea, o sea cuando no hay contradicción entre el Ser y la máscara; y cuando el deseo es puro siempre va acompañado de una emoción positiva.

Nuestro estado de ánimo genera vibraciones que atrae no sólo objetos afines sino fenómenos semejantes y también a personas con el mismo estado de ánimo.

Hablar de los males presentes con otras personas, potencia el poder de atraer mayores males.

La meditación es una herramienta eficaz para ver con claridad qué es lo que realmente queremos y para elaborar la imagen de nosotros mismos que deseamos y así poder visualizarnos cómo nos queremos ver.

Lo importante es visualizar con tanta claridad que despierte nuestro entusiasmo, o sea, nuestras emociones.

El poder emocional colectivo influye en los acontecimientos, cuando existe una conciencia de masa y cuanta más atención se le concede a un fenómeno, más poder tiene, más fácil es pensar en él y más fácil es que se materialice.

No hay que pensar en una enfermedad sino que hay que visualizarse con un cuerpo sano y perfecto. Los pensamientos deben estar centrados en algo que nos haga sentir mejor.

Cuando sentimos una emoción negativa es señal que existe una creencia que atenta contra nuestro deseo, como el miedo o la duda, de manera que la clave es creer en algo positivo que sea afín al deseo.

(Continúa en 4ta. parte)