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Experiencias Extracorpóreas

Publicado por Malena

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San Antonio de Papua fue un religioso de origen portugués que nació en 1195 y que se incorporó a la orden de los franciscanos y llegó a ser profesor de teología en las Universidades de Montpellier y Bologna.

Fue nombrado ministro provincial de la orden de los franciscanos pero al poco tiempo renunció para dedicarse totalmente a su apostolado.

San Antonio tenía el poder de desdoblarse, o sea que podía salir de su cuerpo y estar presente en cualquier realidad que deseara y cuando lo quisiera.

Los monjes de su congregación fueron testigos de una experiencia de esas características cuando asistían a una misa celebrada por él en persona, en una iglesia de Limoges, cuando repentinamente recordó que debía presentarse en otra parroquia a esa misma hora.

De inmediato, interrumpió el sermón, se puso de rodillas, se colocó su capucha, ocultó ambas manos en las mangas del brazo opuesto y apareció en la otra iglesia donde dio el sermón según se había comprometido.

Al terminar, volvió a su cuerpo, se puso de pie en la iglesia de Limoges y continuó tranquilamente con la celebración de la misa que había interrumpido.

El poema El Infierno de Dante Alighieri, un poco menos de cien años después, revela en el canto 25 del Purgatorio que el ser humano despliega a su alrededor su poder creador, que se parece a su forma viviente en cuanto a su tamaño y contorno, mientras el aire que lo circunda adopta la misma forma que su alma le impone.

Sin duda parece referirse al cuerpo astral, o doble sutil, capaz de trascender la materia y viajar más allá de ella y de nosotros mismos.

Ese cuerpo sutil es quien somos, el testigo silencioso que podemos sentir pero no ver y que puede abandonar nuestro cuerpo e irse a cualquier parte sin él.

La ciencia ya ha comprobado que los átomos nunca se tocan por más densa que sea la materia que integran. Por otro lado, la realidad no es solamente la que conocemos sino que contiene además otras dimensiones que se superponen sin tocarse y que no vemos.

Los investigadores de estos fenómenos paranormales conciben la existencia de una realidad invisible a nuestra conciencia, también llamada plano astral, donde habitan los pensamientos, los espíritus, las deidades y otros seres preparados para ser convocados al plano material.

Esa realidad no responde a las leyes de la física que conocemos y tampoco existe el espacio y el tiempo, porque sólo existe un presente perpetuo.

Hay seres humanos que han tenido la oportunidad de viajar a través de esa dimensión y pueden experimentar increíbles vivencias, renovar sus conciencias, tener visiones extraordinarias que son vividas con un asombroso realismo.

Existen muchas experiencias comunes en todos los casos registrados pero los testimonios pueden variar de acuerdo al rumbo que hayan elegido.

Las experiencias astrales o extracorpóreas no se relacionan exclusivamente con los momentos cercanos a la muerte, porque pueden ocurrir en cualquier momento de la vida.

Este cuerpo astral tiene la capacidad de trasladarse también a otros mundos físicos como el nuestro, utilizando canales astrales que lo atraen hacia otras realidades.

Las personas sensitivas, los chamanes, los místicos y los parapsicólogos pueden lograr la bilocación voluntaria que pueden ser atraídos por canales ascendentes, poblados por criaturas celestes, o descendentes, sinuosos o laberínticos que pueden brindar otras experiencias tal vez más tenebrosas.

Los canales azules suelen ser los portadores de experiencias maravillosas que comúnmente relatan las personas que han estado cercanos a la muerte clínica y que han vuelto para contarlas.

Relatan que el primer momento es de soledad pero luego se advierte la llegada de gran cantidad de seres celestiales de toda índole.

Sin embargo, a pesar de la indescriptible felicidad de esa estancia, el viajero astral siente la necesidad de dirigirse hacia una fuente de luz que lo atrae hacia un portal que se desea cruzar.

Pero antes de traspasarlo, un guardián igual a un ser humano adquiere proporciones gigantescas que impide continuar la marcha y sólo los que mueren definitivamente o los que tienen un elevado nivel espiritual pueden acceder a ella.

Algunos canales pueden conducir al pasado y otros al futuro, de allí provienen los relatos de los profetas.

Fuente:»El Viaje Astral», Edgard de Vasconcelos, Ed.Planeta, Argentina, 2005