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Tradiciones

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Al conjunto de creencias, leyendas, mitos, prácticas, ritos, costumbres, etc. transmitidos por un grupo de personas a otro grupo de personas, el segundo de los cuales constituye una generación de descendientes del primero, se le llama tradición. Y así decimos que tales y tales creencias y la costumbre de hacer tal cosa determinado día son las tradiciones de determinado pueblo, país, cultura, comunidad, etc. Como ejemplos de tradiciones podemos citar la costumbre de beber té a las 5 de la tarde, comer pavo en Navidad, llenar las cerraduras de gachas el día de los difuntos, mutilar los genitales de las adolescentes (ablación), torturar a un toro el segundo martes del mes de septiembre, etc.

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La matanza del toro de la Vega es una tradición que debe ser erradicada desde un punto de vista ético.

Las tradiciones tienen interés desde un punto de vista ético. En efecto, la ética se dedica, entre otras cosas, a evaluar las tradiciones y determinar, mediante argumentos racionales, si son tradiciones universalizables y dignas de ser fomentadas o, por el contrario, si son tradiciones detestables, aberrantes y dignas de ser erradicadas. Asimismo, la Filosofía tiene una faceta de crítica de la cultura y un modo de realizar esta crítica es a través de las tradiciones de la cultura en cuestión. La lista de tradiciones enumeradas anteriormente incluye, de forma intencionada, tradiciones inocuas y tradiciones que son detestables. Entre las tradiciones inocuas podemos citar comer pavo en Navidad o llenar las cerraduras de gachas el día de los difuntos. La primera está extendida en prácticamente todo el mundo occidental, mientras que la segunda es una tradición de Baena, un pueblo de la provincia de Córdoba (España). Por otro lado, en la lista anterior hemos hecho referencia a dos tradiciones que deben ser erradicadas, desde un punto de vista ético: por un lado, la ablación y, por otro, la tortura del toro el segundo martes de septiembre.

La primera de nuestras tradiciones detestables es la ablación. Es una costumbre muy extendida en muchos países africanos y en Oriente Medio. No obstante, debido a los movimientos migratorios se ha extendido por casi todo el mundo, aunque en la mayoría de países del continente europeo y americano está prohibida y castigada por la ley. La segunda es la tortura de un toro el segundo martes de septiembre. Se trata del torneo del toro de la Vega, que se celebra en la localidad de Tordesillas (Valladolid, España). En este caso, un toro es perseguido por hombre corriendo y a caballo, los cuales armados con lanzas van pinchando al animal, hasta que este muere. Lo que diferencia a estas tradiciones crueles, condenables y erradicables de las que son inocuas, es que estas suponen la tortura innecesaria de un ser inocente. En el primer caso, se tortura a una mujer por el mero hecho de ser mujer, sin que haya ninguna otro tipo de justificación. En el segundo caso, se tortura y maltrata a un toro de forma innecesaria. En ambos casos se causa sufrimiento innecesario, sin contar con las dosis de violencia y crueldad que ambas tradiciones conllevan.

Para defender tradiciones como la ablación o la tortura y matanza del toro de la Vega se suele argumentar que son tradiciones. Es decir, se entiende que el hecho de ser tradiciones las exime de consideraciones éticas, pues las tradiciones, se presupone, son buenas por sí mismas. No obstante, esta forma de argumentar es evidentemente defectuosa, puesto que algo sea tradicional, es decir, que se venga haciendo todos los años desde hace algún tiempo, no lo hace bueno o deseable per se. De hecho, quien así argumenta suele rechazar otro tipo de tradiciones, sin atender al hecho de que son tradiciones. Por ejemplo, la mayoría de las personas que defienden la tradición del toro de la Vega condenan la ablación porque supone el maltrato de una mujer.