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El veganismo I

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

El veganismo es una doctrina moral que prohíbe el consumo de cualquier producto de origen animal, sea destinado a la alimentación, sea destinado a cualquier otro uso. Los veganos parten de una premisa previa al veganismo: los animales deben ser respetados y son merecedores de la consideración moral, en tanto que son seres que pueden sufrir.

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El veganismo es perjudicial para las ratas y otras especies de comensales. Desde este punto de vista, el veganismo es incoherente en la práctica.

Argumentos veganos

Los veganos suelen argumentar, en favor de su código moral, que, en primer lugar, la dieta vegana es, como mínimo, tan saludable como la dieta omnívora o la carnívora. Así que no es necesario consumir animales para llevar una vida saludable. Si comemos carne es porque nos gusta su sabor.

En segundo lugar, argumentan que la dieta vegana es ecológicamente más sostenible, pues la cría intensiva de ganado es altamente contaminante. Además, añaden que la opción vegana es la mejor manera de combatir el hambre en el mundo, puesto que buena parte del terreno cultivable y del agua se utiliza para la cría de ganado. El ganado, por su parte, alimenta a un menor número de personas que lo que el terreno destinado a la cría de ganado podría alimentar.

Los anteriores argumentos son de carácter práctico. Existe un tercer argumento, de carácter más teórico, según el cual, si asumimos que debemos respetar a los animales y que hemos de tratarlos con igual consideración, entonces no debemos comerlos.

Problemas prácticos del veganismo

Respecto del argumento según el cual la dieta vegana es saludable, hay que decir que se recomienda aportar vitamina B12 y D a través de suplementos vitamínicos. El consumo prolongado de estos suplementos vitamínicos es perjudicial para la salud. Lo es, en primer lugar, porque jamás podrán sustituir una dieta saludable. De hecho, cualquier médico o nutricionista estará de acuerdo con la afirmación de que si una dieta es saludable, entonces los suplementos vitamínicos no son necesarios. Y el que los suplementos vitamínicos sean necesarios para alguien, indican que ese alguien no lleva una dieta saludable. Por tanto, una dieta vegana no es saludable.

De hecho, el consumo de estos suplementos es tan poco seguro para la salud y está tan sujeto a las circunstancias de cada uno, que siempre se ha de realizar bajo supervisión médica.

Que la dieta vegetariana es ecológicamente sostenible es una tesis insostenible. Aunque nos olvidemos del hecho de que tanto el grano dedicado a la cría del ganado como el terreno cultivable destinado a la cría de ese grano, son generalmente los de peor calidad, el veganismo sería fuente de una impresionante lista de problemas:

1) ¿Qué haríamos con la cantidad de especies destinadas al consumo humano? ¿Las extinguimos? ¿Y cómo lo haríamos? ¿Es esta opción coherente con el veganismo? ¿Las liberamos? Pero, ¿no sería la liberación de especies domésticas una catástrofe para los ecosistemas existentes (y para los cultivos humanos)? ¿Las mantenemos? Pero entonces habrá que alimentarlas y necesitaremos grano…

2) Para alimentar a la humanidad con solo vegetales, sería necesario mantener la agricultura intensiva, la cual es insostenible. Además, habría que mantener necesariamente una industria de fabricación de suplementos vitamínicos, la cual no está claro si es contaminante o no. Además, el hecho de que no todos los vegetales se críen en todos los terrenos, nos obligaría a aumentar el gasto del combustible necesario para el transporte de alimentos por todo el globo.

3) El veganismo es poco dado a descender a los detalles. En la actualidad tenemos miles de millones de mascotas, que dependen enteramente de nosotros. Desde canarios amarillos, inviables en la naturaleza, hasta perros y gatos domésticos dependen de nosotros. Si hemos de seguir teniendo mascotas, entonces tendremos que seguir utilizando animales para alimentar a las especies carnívoras y omnívoras, además de utilizar campos de cultivo para alimentar a las especies granívoras. Se puede argumentar que tener mascotas es un caso de explotación. Sin embargo, esto es una media verdad. Animales como perros y gatos han coexistido con el hombre desde hace milenios y, además, en el caso concreto del perro, nos encontramos con una especie genuinamente doméstica, producto de la adaptación a la convivencia con el hombre. El perro doméstico no es una especie no d.

Podríamos liberar a nuestras mascotas. Esa opción parece coherente con el veganismo, pero no lo es. No lo es porque para animales como los canarios de colores, sería una muerte segura, además del estrés que supone para un animal no saber dónde encontrar comida o agua, son presa fácil para los carnívoros, pues el color de muchas de nuestras aves es producto de mutaciones. En la naturaleza, aves como canarios y periquitos, entre otras, son de color verde, porque así se camuflan entre los árboles. Los animales que nacen de otros colores, no llegan a tener descendencia, pues son devorados por los depredadores en cuanto salen del nido.

En cuanto al resto de mascotas, como perros y gatos, liberarlas sería un grave problema para el ecosistema. De hecho, los gatos abandonados ya son un grave problema para los ecosistemas.

4) ¿Qué hay de las especies comensales? La alimentación de los seres humanos, conlleva la alimentación de cucarachas, hormigas, grillos, ratas, ratones, palomas, gorriones, etc. Son las llamadas especies comensales. Forman parte de nuestro ecosistema y se alimentan de nuestras sobras. Lleva milenios siendo así y así será mientras los ecosistemas que habitamos sigan siendo tales. El hecho de que nosotros cambiemos de dieta afecta a estas especies y no de forma positiva. Muchas de ellas no podrían mantener sus poblaciones estables si nuestra dieta es exclusivamente vegetal, al igual que nosotros tendrían una dieta pobre, pero a diferencia de nosotros, no podrían probar suerte con los suplementos vitamínicos.

Problemas teóricos del veganismo

Desde un punto de vista teórico, el veganismo se basa en una falacia: como debemos respetar a los animales, entonces no debemos consumir animales. La cuestión es si el deber de no consumir animales se sigue del deber de respetarlos. Es cierto que el respeto a los animales implica que no debemos hacer ciertos usos de ellos. Por ejemplo, no deberíamos celebrar corridas de toros, pues no son necesarias, los animales sufren inútilmente y hay otras alternativas para el ocio y el tiempo libre, entre otras razones. Sin embargo, en la medida en que una dieta vegana no es saludable y en que el veganismo en masa solo puede suponer una catástrofe ecológica, alimentarse de productos animales no puede considerarse una falta de respeto. Es una necesidad de cada humano individual y del ecosistema como un todo.

En segundo lugar, tanto en los argumentos prácticos del veganismo, como en su argumento teórico, hay implícita una cosmovisión antropocéntrica que pasa desapercibida. De una manera que no deja de ser sorprendente, no se concibe al animal humano ni como parte del ecosistema al que pertenece ni como parte de la cadena trófica de la que es eslabón. Lo que nos enseña la experiencia, desde la Revolución Industrial, es que cuando cambiamos nuestra forma de vida, las consecuencias son catastróficas, sobre todo por lo que a nuestra alimentación respecta. Por ejemplo, el paso de la ganadería extensiva a la intensiva y nuestras políticas sobre la incineración de animales muertos, han afectado negativamente a las poblaciones de aves carroñeras.

Respetar a los animales

Respetar a los animales es no maltratarlos innecesariamente, no matarlos por diversión, no hacerlos sufrir, etc. Pero también, no cambiar nuestra dieta de tal modo que afectemos negativamente a la fauna (y flora) del planeta. Ya hemos cometido este pecado con la agricultura y la ganadería intensivas. Si queremos redimirnos con los animales, entonces lo mejor que podemos hacer es volver a una forma de producción agrícola y ganadera extensiva. Ahora bien, nuestra fisiología de animales omnívoros no es patrimonio de la humanidad, sino del ecosistema. La función de nuestros caninos no es solo desgarrar carne para mantenernos alimentados, sino también alimentar a otros, tales como palomas o ratas. Y si no criáramos a nuestras presas, también servirían para mantener estables las poblaciones de los animales de los que nos alimentáramos.

Por el momento, es suficiente. En nuestro próximo artículo dedicado a este fascinante tema, argumentaremos que el veganismo es una opción moral inaceptable desde un punto de vista ético.