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El Toro de la Vega

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

El Toro de la Vega o, más precisamente, el Torneo del Toro de la Vega es una festividad taurina que se celebra en la localidad de Tordesillas (Valladolid, España), el primer o segundo martes del mes de septiembre. Se trata de un festejo sanguinario en el que un animal, un toro, es cruelmente sacrificado, después de ser perseguido por los participantes del evento. La idea es perseguir a un toro desde las calles del pueblo hasta campo abierto. Una vez en campo abierto, los tordesillanos que participan en el torneo clavan al animal sus lanzas, hasta que este agoniza. No obstante, si el toro consigue pasar los límites del torneo es indultado. Obviamente, los participantes hacen todo lo posible para que el toro no escape.

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Paleto típico de Tordesillas torturando a «Afligido», el toro asesinado en el Torneo del Toro de la Vega del 2011.

El Toro de la Vega desde un punto de vista ético

El Toro de la Vega es una tradición que, desde un punto de vista ético, debe ser erradicada cuanto antes, en la medida en que es un festejo basado en la tortura y asesinato de un ser que sufre, para divertimento de los asistentes. No obstante, en su defensa se suelen esgrimir ciertos argumentos que discutiremos a continuación.

El primero de ellos consiste en defender el festejo sobre la base de que es una tradición. Este argumento es demasiado débil, pues el hecho de que algo sea tradicional no lo convierte en éticamente admisible ni en defendible. Decir que el Toro de la Vega es tradicional no es más que decir que se repite periódicamente, desde hace mucho tiempo y generación tras generación. En este mismo sentido es tradicional la ablación, sin embargo no es defendible. De hecho, la ética se ocupa, entre otras cosas, de criticar tradiciones, promoviendo la permanencia de unas y la erradicación de otras.

Otro de los argumentos consiste en negar que el toro no sufre o que no siente dolor. Eso es completamente falso. No solo sabemos que el toro está equipado con los mecanismos del dolor, de igual manera que lo estamos nosotros, sino que sus acciones manifiestan que tiende a evitarlo. Merece la pena hacer mención al comentario del alcalde de Tordesillas, José Antonio González, a este respecto: «el toro siente dolor, pero no sufre». La frase del edil es un sinsentido en toda regla.

El tercer argumento que debemos tocar es el que no niega el dolor del toro, sino que realza la nobleza del torneo. Según este punto de vista, el Torneo del Toro de la Vega representa la lucha del hombre contra la bestia, en igualdad de condiciones: el toro con sus pitones, un arma natural, y el hombre armado solamente con una lanza, producto de su habilidad intelectual y manual. Desde este punto de vista se trataría de un torneo justo. Esta retórica es simplemente falsa. De hecho, el toro puede salvarse, pero no lo salva el que mate a su oponente, sino que consiga huir. En realidad no se trata de una lucha justa entre la bestia y el hombre, ya que desde el primer momento la bestia huye y el hombre la persigue.

Este tercer argumento es, además, una muestra de cinismo insólita, ya que las mismas reglas del torneo presuponen que no se da tal combate justo, sino la persecución del animal hasta su muerte. El hecho de que exista un límite tal que si es pasado por el toro, este se salva, implica que todo se reduce a la persecución, hostigamiento, tortura y asesinato del toro. En otras palabras, combatir y vencer no es la opción del toro, sino solo huir.