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Pascal, sobre la Grandeza del Hombre

Publicado por Malena

La naturaleza del hombre se puede observar de dos modos, según su propósito, que es cuando logra ser grande y diferente y según la multitud que es cuando se asemeja a cualquier especie y puede ser vil y abyecto.

Es esta división la que hace que al hombre se lo juzgue en forma tan diversa y lo que hace enfrentar a los filósofos.

La dignidad del hombre está en el pensamiento y es el pensamiento el que hace que el hombre logre la grandeza.

El hombre es más débil que una caña al viento, pero puede pensar, es una caña que piensa.

Sabe que está vivo y que va a morir y conoce la superioridad en el universo que le otorga su saber. Por esta razón tiene que apoyarse en su pensamiento y no en el espacio que ocupa ni en el tiempo que tiene.

Lo mejor para él es que se esfuerce en pensar bien y éste es el comienzo de la moral.

El hombre debe encontrar su dignidad en el orden de su pensamiento más que en el espacio que ocupa; porque con el pensamiento puede abarcar el universo, pero en el espacio es el universo el que lo abarca.

La razón tiene sobre él más poder que un amo y si la desobedece es un necio.

Puede sucumbir al dolor pero es indigno de él sucumbir al placer.

La grandeza del hombre es tan evidente que se manifiesta hasta en sus calamidades; porque éstas son para el hombre lo mismo que la naturaleza en los animales.

Desea la verdad y solamente tiene incertidumbre, quiere ser feliz y sólo tiene males y muerte; y es incapaz de encontrar la certeza y la dicha.

Sus deseos pueden ser un castigo o la oportunidad de comprender que ha caído desde muy arriba.

Sabe que su naturaleza es instinto y experiencia pero que también tiene indicios de dos naturalezas, instinto y razón.

Su mayor calamidad es buscar la gloria, que al mismo tiempo es la prueba de su grandeza, porque lo más importante para él es disfrutar de la estima y un lugar en la razón de los hombres.

Los animales no se admiran entre sí, y si compiten es para satisfacerse a sí mismos.

Hay hombres que renuncian a las leyes de Dios y de la naturaleza y sirven a leyes clandestinas, como los ladrones, también los lógicos, porque siguen las costumbres porque las cree justas, aunque no sean lógicas.

La confusión de los hombres producen las cosas más disparatadas.

El poder de los reyes se basa más en la locura de los pueblos que en la razón.

¿Qué es el yo? Si me aman por mi belleza o por mi inteligencia, eso no es amor. El hombre solo puede amar por las cualidades que nunca son para siempre.

Las almas grandes son aquellas que después de saber todo lo que un hombre puede saber, descubren que no saben nada y que solo tienen una ignorancia docta.

Los que alborotan al mundo y se las dan de entendidos juzgando todo, son los que no salieron de la ignorancia original y no pudieron alcanzar la otra.

Todo el mundo vive de ilusiones porque aunque las opiniones de la mayoría sean sanas no coinciden con lo que les dice su cabeza.

El hombre sabe que es miserable pero es grande porque lo sabe. Siempre está dividido y enfrentado a sí mismo entre las pasiones y la razón.

Para encontrar la paz, algunos quisieron renunciar a las pasiones y se convirtieron en dioses y otros renunciaron a la razón y se convirtieron en bestias, pero ninguno de ellos consiguió la paz.

La grandeza, para poder vivenciarla hay que abandonarla de vez en cuando. La grandeza no se trata de estar en un extremo sino de estar en ambos a la vez, llenando los espacios que hay entre ellos.

La grandeza de la humanidad está en el término medio.

Fuente: “Pascal, vida, pensamiento y obra”, Colección Grandes pensadores, Ed. Planeta DeAgostini.