Filosofía

Feuerbach

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Si tienes cierta tendencia al ateísmo o al agnosticismo, entonces es muy probable que alguna vez hayas dicho, leído o escuchado que Dios es una creación humana. Pues bien, esta idea que no es innata, como se puede comprobar leyendo alguna cosa sobre el mundo medieval, fue propuesta por Ludwig Andreas Feuerbach, un filósofo alemán que puso la religión en su sitio. Tanto es así que el propio Karl Marx pensó que la crítica a la religión estaba completa y concluida con la obra de Feuerbach. No obstante, Marx también diría que Feuerbach se habría limitado a interpretar el mundo, al igual que todos los filósofos, cuando lo que hay que hacer es cambiarlo.

Feuerbach

La vida de Ludwig Feuerbach

Nuestro amigo Ludwig nació en el mes de febrero de 1804 en la ciudad de Landshut, Baviera (Alemania). Estudió Teología en Berlín, aunque no se limitó solo eso. Además de teólogo y filósofo, Feuerbach también era antropólogo y biólogo. Fue alumno de Hegel y al principio se dejó influir por él, sin embargo no tardaría mucho en criticar a su maestro, a través de la crítica a la religión. Precisamente, por su crítica a la religión no pudo ejercer la docencia hasta pasada la Revolución de 1848. Desde este momento se convirtió en una figura bastante influyente, sobre todo sobre los jóvenes filósofos hegelianos (Marx, Engels, Max Stirner y Mijaíl Bakunin). En el año 1870 entró en política, afiliándose al SPD (Partido Socialdemócrata alemán). Moriría 2 años después, en septiembre de 1872, en Rechenberg.

Dios es un invento

Aunque Feuerbach nunca utilizó estas palabras para formular sus tesis principal acerca de la religión, sí que podemos decir que es un resumen sintético de su teoría. En 1841 publicaba La esencia del cristianimo, obra capital de la crítica a la religión. Feuerbach pensaba, en primer lugar, que la filosofía tiene que criticar a la religión, en lugar de fundamentarla, como pensaba Hegel. Y su punto de referencia para la crítica a la religión es la antropología.

Para Feuerbach la religión refleja la esencia humana. Los seres humanos tienen una imagen ideal de sí mismos, la cual proyectan en un Dios. Desde esta perspectiva no existe una entidad a la que llamamos Dios, como creen erróneamente los teólogos, más bien la deidad es un modelo creado según una imagen idealizada del ser humano. Por ejemplo, los seres humanos pueden ser ávaros, pero también pueden ser compasivos, de modo que Dios viene a ser un ser humano compasivo, pero inmune a la avaricia, que es lo que todos aspiramos a ser. Las cualidades humanas deseables y los deseos humanos irrealizados son lo que define a Dios. Se produce así una enajenación de las propiedades humanas en un modelo ideal: Dios. En efecto, resulta que Dios, a pesar de ser una creación humana termina empobreciendo al ser humano, pues este ideal que se cree real tiene todas las cualidades deseables del ser humano, mientras que los hombres se quedan con todo lo indeseable. El ser humano pierde valor frente a la divinidad, que no es más que su invento.

Los seres humanos, según Feuerbach, no crean dioses por aburrimiento, sino porque tienen carencias. El hombre necesita cosas y algunas de estas cosas no se consiguen inmediatamente. Se generan carencias y las carencias generan dioses. Desde esta perspectiva, Dios es un signo evidente del sufrimiento humano. Los dioses no son creaciones de los sacerdotes o de los gobernantes, sino de las personas que sufren. Sacerdotes y gobernantes utilizarían el invento en su provecho.