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Para qué sirvo

Publicado por Malena

para qué sirvo

La realidad obliga a pensar en uno mismo como si fuera un engranaje más de una máquina para producir bienes de consumo. A tal punto es así que profesiones u oficios, hacia los que la gente se puede sentir inclinada por vocación pero que no tienen salida laboral inmediata garantizada, deben ser descartadas, porque la mayoría no puede creer que pueda ser capaz de crear de la nada un nicho laboral distinto.

Si una persona tiene una verdadera vocación, que no aporta prestigio social, ni es reconocida socialmente como fuente de recursos porque no permite generar buenos ingresos, ni eventualmente escalar posiciones sociales, es muy probable que esa persona la abandone y se dedique a otra cosa; estudie algo que no le guste, o incursiones en ámbitos que no son para ella y se resigne a ser un mediocre, porque no se anima a crear algo nuevo.

Todos somos buenos en algo, sólo tenemos que descubrirlo, sin afán perfeccionista, y sin creer que porque lo hacemos nosotros no vale.

Sólo se necesita bucear en la interioridad, conocerse bien, darse cuenta de nuestras diferencias con respecto a los demás, para poder encontrarse y enfrentar el desafío de ser creativo, haciendo lo que hacemos bien con genuina habilidad y placer.

Muchos llegan a adultos convencidos de que no sirven para nada, casi siempre porque estuvieron rodeados de personas que les hicieron creer eso y se lo fueron inculcando poco a poco, casi siempre para poder sobrellevar mejor sus propias frustraciones proyectando en ellos su inoperancia.

Sin embargo, se pueden vencer estos condicionamientos y atreverse a ser quien uno es, desprendiéndose de los estigmas adquiridos, sacándose de encima las frases hechas que fueron las que obligaron a no intentar nada y que engendraron la idea nefasta de que cualquier iniciativa está condenada al fracaso.

Fallar no significa volver a caer en viejos temores, cautivos de los fantasmas del pasado, sino que enseña a aceptar los errores como parte del aprendizaje; errores que hacen posible limar las asperezas que le dan la forma correcta a los sueños. Los errores son valiosos para avanzar, sin quedarse pegado a la idea de la falta de eficacia y ceder a la tentación de entregarse a la mediocridad.

Existen enemigos internos que producen auto discriminación y no dejan crecer a las personas ni tenerse confianza en su propia forma de pensar ni en sus propios proyectos.

Sólo se logra salir de si mismo con el desprendimiento y la liberación de los mandatos internos, para evitar que la energía quede atrapada en esa persona y la autodestruya, al no poder canalizarla adecuadamente en las cosas que desea ni en las personas.

Uno es lo que cree, y si lo que se cree es que uno no sirve para nada, así será, porque la nada es lo único que puede surgir de la nada.

El que se pregunta para qué sirve también puede tener aspiraciones inalcanzables, creer en utopías, defender causas perdidas, porque al no poder trascender y seguir con la omnipotencia propia de un adolescente, se convierte en un elemento útil para participar de cualquier extremismo.

No saben para qué sirven pero se sienten incluidos en un proyecto que lo obliga a arriesgar la vida pero que le da un sentido.

Es más fácil proyectar la responsabilidad propia en una ideología y perderse en una teoría que tener que arriesgarse a ponerse a prueba en la vida a si mismo.