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Obras del Demonio

Publicado por Malena

En una conferencia realizada en la parroquia Santa Teresita de la capital de la provincia de Entre Ríos, un sacerdote francés, el teólogo Paul Marie de Mauroy, miembro de la Fraternidad de San Juan y presidente de la Asociación Internacional para la Liberación; que se encuentra de visita en Paraná, por invitación del Arzobispado de esa ciudad, monseñor Juan Alberto Puiggari; hizo una polémica declaración a un nutrido público que se congregó para escucharlo, sobre las mal llamadas disciplinas alternativas, ya que son complementarias, entre las que citó el Reiki y la Homeopatía; a las que consideró obras del demonio producto de fuerzas ocultas.

Según informan los coordinadores de la Renovación Carismática, la charla estaba dirigida al clero tal como se indicaba en la gacetilla oficial sobre la conferencia.

También se cursaron invitaciones para asistir a un encuentro abierto de formación para laicos sobre el tema “Cómo actúa el demonio y cómo protegernos de él”.

De Mauroy, también se refirió a Internet como un medio que suprime la inteligencia y a películas como Matrix.

Según sus propios términos, el demonio puede adoptar cualquier forma, incluso la de un niño recién nacido, siendo los más vulnerables a la posesión los que padecen alguna discapacidad mental.

Este sacerdote es también exorcista.

Tuve oportunidad de hacer un curso de Reiki hace poco y no encontré en este sistema absolutamente nada que pudiera interpretarse como demoníaco, ya que proviene de una antigua sabiduría oriental, cuya base es la creencia en la unidad de los opuestos, de manera que el bien y el mal son dos aspectos de lo mismo.

No existe bien que no tenga algún mal ni mal que no tenga algún bien y la sabiduría es encontrar el equilibrio.

Afirmar que el Reiki es una disciplina demoníaca es no haber interpretado correctamente su fundamento, ya que su objetivo principal es transformar la vibración de la energía en neutra.

No se trata de dar ni de sacarle energía a otro, sino de armonizar su propia energía que se encuentra desequilibrada.

Lo más valioso para el Reiki es que el que lo realice lo haga movido por una intención pura y buen ánimo.

La curación con las manos también es una práctica que realizan y han realizado sacerdotes católicos desde hace mucho tiempo, precisamente el movimiento de religiosos carismáticos.

La imposición de manos en Reiki va acompañada de la visualización de símbolos y de mantras muy antiguos, pertenecientes a ancestrales tradiciones orientales.

Los curas católicos que desean aliviar el dolor del prójimo, tal como lo hacía el padre Mario, ya fallecido, que era visitado cotidianamente por una multitud de personas en su parroquia, así como muchos otros santos y por supuesto el mismo Jesucristo, lo hacían en nombre de Dios, con humildad, utilizando la cruz como símbolo y las oraciones como mantras; y ninguno de ellos se adjudicaba el crédito.

¿Qué es lo que interviene para sanar? es una pregunta que sólo puede responderse desde la fe porque nadie lo sabe.

El Reiki habla de energía, concepto que se asemeja al de la física moderna; y no intenta destruir a los demonios sino que reconoce que hay que aprender a vivir con ellos.

La fe puede mover montañas y sólo exige creer. Jesucristo al sanar decía: “Tu fe te ha salvado”, no decía “yo te salvé”.

El hombre, sea quien sea, aún el que representa algún credo religioso, peca de soberbio al defender sus creencias a fuerza de subestimar las que tienen otros, más antiguas y tan eficaces como puede ser la suya, convencidos de que es el dueño de la verdad.

Soy católica pero tengo la mente abierta a otras religiones y no me basta con lo que me ofrece una sola religión; y saber de otras religiones no me ha hecho menos católica ni ha servido para convertirme a otro credo.

Los seres humanos necesitan respuestas y darse cuenta que todas las religiones en última instancia dicen lo mismo. Sólo así volverán a ser fieles a sus raíces.

El hombre necesita explorar, descubrir, saber; esa es su esencia, ser como Dios.

Fuente: «Diario «La Nación», nota de Jorge Riani, Octubre 2011.