Culturas, Rituales y Momificación
La momificación es el proceso artificial para embalsamar cadáveres y evitar su putrefacción, realizado principalmente por la cultura egipcia antigua, con un propósito religioso.
También existen momias naturales que son las que se forman cuando los cadáveres yacen sobre suelos porosos y secos, o con alto contenido de minerales o bien por estar expuestos en una atmósfera fría y seca.
Las momias artificiales encontradas reflejan la cultura a la que pertenecen y revelan su concepción del mundo y sus creencias sobre el significado de la vida y de la muerte.
Los egipcios creían en la continuidad de la vida y los faraones eran considerados seres divinos encarnados que garantizaban el orden cósmico.
La preservación de sus cuerpos momificados, además de tener un sentido religioso, favorecía la continuidad de sus vidas después de muertos, aseguraban el orden universal y el mantenimiento de su poder en la Tierra.
También en Perú y en China se han encontrado momias artificiales que representan personalidades destacadas de esa cultura, con el propósito de mantener el control desde la muerte.
En Egipto también se momificaban animales. Esta práctica refleja aspectos religiosos, y eran considerados como símbolos de protección, como ofrendas para los dioses o para acompañar a sus dueños, si se trataba de mascotas de personas importantes, o si no, para servirles de alimento.
También se utilizaba esta técnica de momificación para producir momias en cantidad para la venta. En este caso perdían su carácter sagrado.
La ocupación romana en Egipto terminó con estas prácticas, ya que los romanos tenían una forma diferente de ver el mundo, basada en antiguas creencias griegas.
Posteriormente, algunos científicos de la Edad Media, atribuyeron a las momias propiedades curativas y éstas eran molidas para fabricar medicamentos.
También se utilizaron momias para fabricar pinturas especiales con fines artísticos y también fueron usadas como fertilizante.
En el siglo XIX, en Occidente, las momias eran exhibidas al público en los circos; y en el siglo XX, en casi todos los museos del mundo se podían ver momias de alguna cultura arcaica.
Actualmente, todavía se siguen exponiendo algunas momias artificiales, incluso en Argentina, aunque son muchas las protestas por la falta de respeto que significa, exhibir restos de una persona que alguna vez tuvo una vida, en vez de darle digna sepultura.
El interés por las momias inspiró a algunos escritores y también al cine de terror. Pero este interés se incentivó con el descubrimiento de la tumba de Tutankamon.
Las momias, como personajes de ficción, fueron utilizadas para movilizar ansiedades sobre la muerte y especular con la fantasía de poder devolverles la vida.
La imagen de una momia capaz de caminar vacilante por algún sendero oscuro, para llevar a cabo actos malignos, independientemente de quien haya sido en vida, estuvo presente en algunas películas y también en las revistas cómicas y en las series de televisión de hace ya algunos años.
Los científicos mientras tanto, se ocupan de investigarlas, para tratar de descubrir, infructuosamente, el método que se utilizó para la momificación, que hasta aún hoy no se conoce con exactitud.
La ciencia moderna puede determinar el motivo de la muerte de un individuo momificado con bastante exactitud, después de miles de años de haber fallecido; saber cuál era su dieta cotidiana y cuál era el código genético de algunas de las piezas.
Actualmente, las momias son motivo de interés de organismos internacionales que patrocinan programas de investigación sobre momias, que le ha correspondido el nombre de “Momiología”, o sea la ciencia dedicada al estudio, tanto de las razones de la momificación como de las técnicas de embalsamiento y otras cuestiones.
La mejor colección de momias del antiguo Egipto del mundo se encuentra en el Museo de Alejandría, inaugurado en 2003, donde se pueden apreciar objetos de toda la historia de Egipto y momias pertenecientes a la etapa faraónica, dispuestas, para la recreación del ambiente original, en una cámara funeraria.
