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La Ira y la Soberbia-Primera Parte

Publicado por Malena

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De los siete pecados capitales, la ira es uno de los peores males de la humanidad; porque justamente de esa conducta emocional provienen todos los demás pecados.

La ira provoca asesinatos, crímenes pasionales vinculados con relaciones románticas o matrimoniales, violencia física, desenfreno y puede llegar a atormentar la vida de una persona.

Los siete pecados fueron mencionados por San Gregorio Magno en el siglo VI, y por Dante Alighieri, en La Divina Comedia y aunque en la Biblia no son citados de esta manera, se encuentran implícitos en toda su extensión.

Desde el punto de vista religioso los siete pecados representan una guía para ir al cielo, salvarse de la muerte eterna o de ir al infierno; y desde la perspectiva práctica es la mejor forma de vivir tranquilo.

Con respecto al Infierno, Dante Alighieri en La Divina Comedia (1308-1321) desciende a los nueve niveles del abismo, donde se castiga en cada nivel un pecado diferente. El quinto nivel es a donde van los iracundos, que permanecen golpeándose entre si y tratando de no hundirse en las profundidades de oscuras aguas tenebrosas, padeciendo un sufrimiento eterno.

Los Cristianos y los católicos considera que los pecados mortales se pagan en el más allá, o sea en el Infierno. Pero el infierno no significa tanto la ira de Dios sino nuestra propia caída, lo que uno mismo se impone.

En Oriente, el castigo consiste en aprender a fortalecer el carácter a lo largo de muchas vidas, viviendo una y otra vez los sufrimientos, hasta quedar libres de todo condicionamiento.

En 1589 los cristianos jerarquizaron los demonios según el pecado. El demonio de la ira era un monstruo que escupía fuego y estaba relacionado con Satanás, el rey del infierno.

La ira conduce a la guerra entre los pueblos de la tierra. La guerra siempre fue el resultado de la ira de la gente, aunque hacer la guerra para descargar la ira esté en contra de la ley de Dios.

En la Ilíada, de Homero supuestamente escrita alrededor de mil cien años antes de Cristo, se describe la cólera de Aquiles en la guerra de Troya que lo lleva a la propia destrucción.

La lección de este poema es que la ira lleva al deshonor y la muerte.

¿Por qué una emoción natural se la considera pecado en las religiones? Porque también existe el amor al prójimo y el hombre puede elegir entre dejarse llevar por la ira y la compasión.

En las guerras modernas los ejércitos son adiestrados para no dejarse dominar por las emociones, no perder nunca el control y evitar así la ira.

Saben que este dominio les da una ventaja a favor del enemigo que está enfurecido.

Los ejércitos se convencen de que matar en la guerra no es homicidio precisamente porque es un trabajo donde está ausente la emoción destructiva y los sentimientos hostiles.

Pero lo cierto es que la tentación de la venganza y dejarse llevar por la ira pueden hacer cambiar la historia.

Recién en 1859 se comenzaron a tener en cuenta los atenuantes psicológicos de los crímenes pasionales.

En Estados Unidos un hombre mató al amante de su mujer, confesó ser el autor del hecho y se lo enjuició por homicidio en primer grado. Pero se tuvo en cuenta por primera vez, que una persona puede en un momento de emoción violenta sufrir de locura temporal y no diferenciar el bien del mal.

Por esta razón fue absuelto y posteriormente se reconcilió con su esposa.

Con este mismo criterio, en Texas, se tenía el derecho de matar a una persona por adulterio.

Los neurólogos nos dicen que la ira proviene de la región del cerebro llamada amígdala, que pertenece a una zona del cerebro primitivo que registra las amenazas y la percepción del peligro.

El lóbulo frontal orbital, desarrollado en el hombre moderno, es el encargado de inhibir la acción de la amígdala.

Esto se ha llegado a demostrar. Por ejemplo, en el caso de un hombre que atacó y mató a su madre; se pudo detectar en ese caso, que a ese individuo le faltaba más del treinta por ciento del tejido cerebral frontal.

(Continúa en Segunda Parte)