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¿Suerte o Propósito?

Publicado por Malena

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Se suele creer que los acontecimientos son producto de la suerte; como por ejemplo, una coincidencia que justo se produce cuando se la necesita, una persona que se conoce en el momento justo, alguien que repara en el trabajo que alguien hace y decide ofrecerle una oportunidad única, distintos elementos dispersos que de pronto se organizan para resolver un problema o bien fenómenos que suceden para ayudar a satisfacer necesidades o deseos.

¿Qué es la suerte? Algunos piensan que los fenómenos de la vida ocurren por azar, o sea que nos puede pasar cualquier cosa sin ningún propósito o motivo alguno capaz de producir de este modo imprevisible, un cambio drástico en el transcurso de una vida.

Otros prefieren creer que detrás de cada acontecimiento hay una razón que sólo se puede comprender en un estado de conciencia más elevado.

Hay quienes creen en que existe un destino predeterminado y la vida se orienta hacia su cumplimiento; porque es cierto que nacemos con una tendencia que nos lleva a hacer determinadas elecciones y no otras pero también somos libres con la posibilidad de cambiar.

Sin embargo si decidimos ser fieles a nosotros mismos será muy difícil desear algo diferente a nuestras inclinaciones.

Creer en la suerte permite que las personas se liberen de sus propias responsabilidades y culpen a infortunadas circunstancias adversas de sus dificultades.

Las biografías de la gente famosa están plagadas de coincidencias significativas que dieron como resultado el éxito en sus trabajos. Pero estas personas tienen la característica de ser diferentes, de esperar lo imposible con optimismo, empeñarse en conseguirlo y darlo por hecho.

Liliana es una mujer de mediana edad con muchos problemas. Luce abatida y deprimida y las cosas en su vida no mejoran. Su esposo es un hombre muy ocupado que no le presta mucha atención y sus hijos, que ya son grandes se fueron a vivir solos.

Ese día, al pasar por una agencia de lotería ve la posibilidad de ganar quince millones de pesos con solo comprar un billete. Pero antes de hacerlo, se detiene a pensar qué pasaría si se gana el primer premio.

Tal vez su esposo quiera su mitad, porque son bienes gananciales y además ella debería ayudar a sus hijos y por qué no también a sus hermanos que tanto lo necesitan.

Seguramente su marido objetaría que ella ayudara a todos, sin pensar en ellos primero y llegarían a discutir seriamente por este motivo y hasta se distanciarían.

En definitiva, ganar ese dinero sería realmente una gran fuente de conflictos, de modo que dejó de lado la idea de comprar el billete y siguió adelante sumida en esos pensamientos negativos por largo rato.

Aunque la posibilidad de ganar el primer premio era de una en un millón, para Liliana fue como si todo lo que pensó hubiera pasado realmente, siendo esto suficiente para ponerla de mal humor por varios días.

Vivimos una realidad que nos contiene y que forma parte de nosotros mismos. Esta realidad no es indiferente ni se comporta irracionalmente, porque posee la misma inteligencia que nosotros que estamos hechos como ella.

Si una persona se mantiene en armonioso y pleno contacto con la realidad que lo rodea y logra alinearse con ella, su sola intención tendrá un efecto sobre su entorno que favorecerá el cumplimiento de sus intenciones.

Es una cuestión de actitud, de creer firmemente en que en esta vida todo tiene un propósito, porque no somos seres aislados sino que estamos unidos a una totalidad armoniosa, racional, consciente e inteligente que participa activamente para hacer realidad todas nuestras intenciones.