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Gorgias y la retórica

Publicado por Ruben Avila

gorgiasLa antigua Grecia, sobre todo ciudades Estado como Atenas, eran un lugar donde los ciudadanos, cualquier ciudadano podía decidir sobre los asuntos públicos. Claro, el truco es que no todos los que vivían en Grecia eran considerados ciudadanos, de hecho, la mayoría no lo eran. En cualquier caso, asumiendo este hecho, es cierto que los ciudadanos decidían sobre los asuntos públicos, así que era necesario que tuvieran capacidad de convencer a su contrario y ganarse a los demás, el pueblo incluido (recordamos, una vez más, que la mayor parte de este último no eran ciudadanos).

Así las cosas, era sumamente importante, incluso vital, establecer unas normas, una teoría que sirviera para convencer al contrario. Se podría considerar como la piedra filosofal de la época, quien tuviera el poder para aplastar al contrario en una discusión, se llevaría la bendición del pueblo y, por tanto, el poder. Que al fin y al cabo es de lo que estamos hablando.

Y esa teoría de la persuasión, que enseñe a convencer a través del discurso no es otra que la retórica, que se inició sobre el siglo V en la Magna Grecia. Es cierto que anteriormente Grecia tuvo grandes oradores pero “simplemente” ejercían la oratoria no la teorizaban. Hablaban muy bien, convencían, eran muy persuasivos, pero no habían establecido una teoría. Y esto es lo que sucedió a partir del siglo V, donde surgieron voces que establecieron preceptos para persuadir.

En este ámbito Atenas se convirtió en un lugar destacable, en realidad, en el centro neurálgico de la enseñanza de la retórica, pero, como sabemos, Atenas era ciudad destacada en muchos ámbitos, éste fue sólo uno más. Y el primer gran retórico fue, sin duda alguna, el sofista Gorgias.

Según Gorgias el buen orador es capaz de “hechizar” al oyente, haciéndole creer cosas que no existen. Lo que, por otra parte, extendía a todas las artes. Naturalmente, la retórica era considerada también un arte.

Resulta que según el pensador griego el orador debe adaptar su discurso, sus palabras, a las circunstancias, teniendo en cuenta el auditorio y el contexto. De esta forma es como logrará su objetivo de sugestionar al oyente, de manera que le haga creer lo que desee. Así, la originalidad, sorprender al oyente, será una fuente importante de éxito. De hecho, se acuñó un término para designar a estas frases originales, efectistas: las gorgianas. Huelga decir el motivo de este nombre.

Básicamente, según Gorgias, el mejor orador debe ser “un artista perfecto”, cumpliendo su objetivo cuando consiga hacer creer a toda persona que le oiga lo que desee, cuando le haga creer que es fuerte lo débil y viceversa, que quema lo frío y congela lo caliente, etc. Como vemos el mejor retórico no es aquél que sabe defender de mejor forma la verdad, sino aquél que sabe defender de la mejor forma posible la mentira. Es como si un superhéroe usará sus superpoderes en lugar de para hacer el bien, para hacer el mal. Claro, que tenemos un nombre para esta clase de superhéroes: los llamamos supervillanos.

Imagen: www.anistor.gr