Filosofía

Terror

Publicado por Ruben Avila

terrorLos seres humanos somos seres sintientes. Aristóteles nos denominaba como seres sociales, que también tiene relación con lo dicho anteriormente. Pero me quiero centrar en nuestros sentimientos. Eso que el homo economicus ha pretendido desterrar. Y que durante buena parte de la historia del pensamiento se ha pretendido desechar, contraponiendo razón y sentimientos.

En cualquier caso, la primera definición resulta escasa, porque los demás animales también sienten. Si lanceamos a un caballo, a un toro o a un tiburón, sentirán dolor. Inevitablemente. Y qué duda cabe que cuando felicitamos a nuestro perro o le damos una golosina siente placer. Pero, aun siendo verdad lo anterior, no parece que necesiten saber por qué sienten lo que sienten. Sienten un estímulo y reaccionan. Más allá de distinguir entre el bueno, el placentero, y el malo, el doloroso, no hay información relevante.

Sin embargo, los seres humanos nos distinguimos por una necesidad innata de saber qué nos ocurre, por qué nos ocurre, por qué sentimos y por qué sentimos lo que sentimos, etc. No hay pregunta que nos podamos hacer a la que no busquemos solución.

Esa búsqueda nos lleva a tener sentimientos que no parecen tener los demás animales. Es cierto que hay que andar con cautela, porque desconocemos sobremanera lo que sienten, y cómo lo hacen, de todos esos animales bautizados como racionales, pero asumamos, por lo menos por el conocimiento que tenemos en la actualidad, que poseemos sentimientos específicos. Y los poseemos por nuestra condición, sobre todo, mental.

El terror

Me gustaría centrarme en un tipo de emoción que aparentemente no tiene por qué ser especial en absoluto, pero que creo que nos distingue de los demás animales. Estoy hablando del terror, del terror definido de una manera determinada.

Todos los seres humanos sentimos miedo. Es natural. Y lo mismo le pasa a los animales, o por lo menos a los mamíferos. Realmente desconozco si una araña puede llegar a tener miedo, ni, de hacerlo, cómo podría articularlo. Pero, en cualquier caso, es una emoción extendida, y una de las bases de la supervivencia de un individuo. Ante una situación peligrosa, que puede acabar con la muerte, se tiene miedo, para evitar dicha situación. Es un mero mecanismo de supervivencia.

Pero, si os fijáis, yo no me he referido al miedo, sino al terror. Que es algo diferente, aunque parta de la misma base.

Explicaba Sartre en un librito, en el que teoriza sobre las emociones, que esta clase de miedo superlativo, ese terror, surge cuando la ley de causalidad saltaba por los aires. Cuando a pesar de estar encerrados en una habitación, con una puerta blindada de 5 pestillos, rodeado por un foso de cocodrilos y de láseres mortales, miramos detrás de nosotros continuamente, por si hay alguien, aunque según la ley de la causalidad es completamente imposible.

Nuestra capacidad de razonar pero dada la vuelta, zarandeada por ese miedo brutal es lo que hace aparecer el terror, un miedo irracional. Curiosamente, los animales, los seres no-racionales, no son capaces de tener un miedo irracional, al revés, el suyo es completamente racional. Lo tienen frente a ese mal presente o evidente. Nosotros, los seres humanos, los seres racionales por excelencia, somos los que trasmutamos el miedo, en terror, en aquello que no está pasando, que no tiene por qué pasar y ni siquiera es probable que suceda.

Imagen: misterioyterror3.blogspot.com.es