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El Racionalismo

Publicado por Malena

El Racionalismo

El empirismo inglés toma al pensamiento como un puro hecho de la conciencia y trata de explicar cómo se produce ese hecho en función a otros hechos anteriores, prescindiendo del carácter lógico y ontológico del objeto.

El pensamiento, para el empirismo, es sólo una vivencia; y la consecuencia de esta forma de pensar es la eliminación de la idea del sujeto y del objeto como cosas, ya que considera que el pensamiento es solamente un hecho psicológico. Constituye la forma más acabada de idealismo psicológico porque toma para la investigación filosófica nada más que el pensamiento mismo, negando la realidad en sí del objeto y del sujeto, y considerando a la realidad como una creencia formada por la asociación de pensamientos. Lo mismo ocurre con lo que llamamos yo o alma, que también son sólo hipótesis en las que creemos, tal como ocurre con las ideas que tenemos sobre el mundo exterior.

De manera que el empirismo propone que lo único que existe es la vivencia o sensación, tanto psicológica como física; y que los objetos son sólo las síntesis de esas sensaciones; eliminando del pensamiento lo que tiene de lógico, o sea la afirmación o negación de esa vivencia y su sentido o sea su valor objetivo.

El pensamiento no es la imagen que tenemos del objeto y no se puede confundir con su enunciación lógica. La vivencia es una cosa y lo que decimos de ella es otra. El pensamiento es lo aludido por la imagen o la vivencia y al suprimir su carácter enunciativo y lógico del pensamiento elimina la objetividad del conocimiento.

Leibniz va a ser el que puede detectar la falla del empirismo inglés que es el error de reducir la razón a lo fáctico.

Para Leibniz, el conocimiento comprende verdades de razón y verdades de hecho. Las verdades de razón enuncian algo que no puede ser de otro modo, un ser, un consistir necesario; y las de hecho se refieren a un ser y consistir contingente, o sea lo que puede ser de cierta forma pero también de otra.

Las verdades matemáticas, de lógica pura, son verdades de razón y las verdades de la experiencia o históricas son de hecho.

El problema que planteaba Leibniz, lo mismo que Locke, es el del origen de las ideas complejas, que no puede ser de ningún modo la experiencia porque si no, serían verdades de hecho.

Por lo tanto, estas ideas son innatas, quiere decir que se encuentran impresas en nuestro cerebro o espíritu de una manera virtual, en forma potencial, como gérmenes que luego se pueden desarrollar durante la vida; como las matemáticas, que están latentes en nosotros y sólo las tenemos que descubrir; y el intelecto se rige por sus leyes.

Leibniz descubre así, sobre el origen de las verdades de razón, lo que a partir de él y también de Kant, se denominará “a priori”, que significa ideas independientes de la experiencia.

Las verdades de la experiencia es un conocimiento inferior que nos dicen en qué consiste el objeto, son verdades objetivas, contingentes, no necesarias, que se sustentan en un principio de razón suficiente.

Lo ideal sería llegar a una causa en si misma que no necesitara la aplicación del principio de razón suficiente para explicar el hecho, o sea una verdad de hecho y una verdad de razón.

Sólo en Dios no habría diferencia entre verdades de hecho y de razón, porque para Dios lo contingente se transforma en necesario.

El conocimiento para Leibniz consiste en convertir las verdades de hecho en verdades de razón e introduce las matemáticas en la realidad.

Leibniz comprueba, al descubrir el cálculo infinitesimal, que la relación que existe entre la verdad de hecho con todas sus razones suficientes es exactamente igual que la relación que hay entre una recta y una curva, porque la recta es una curva de radio infinito y un punto es una circunferencia de radio infinitamente pequeño.

La búsqueda de la fórmula para definir cada punto en función del todo es lo que hace posible que Leibniz pueda descubrir el cálculo infinitesimal.

Fuente: “Lecciones preliminares de filosofía”, Manuel García Morente.