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El Debate sobre la Ciencia

Publicado por Malena

Para Marcelin Berthelot, uno de los sabios más famosos del siglo XIX, algún día la ciencia llegará a garantizar la moral y la felicidad a los hombres.

Sin embargo, en esa misma época, Ferdinand Bumetière, director de la “Revue des deux mondes”, publicó un artículo donde afirmaba que la ciencia había fallado en cumplir lo que prometía. Tanto la física como la química habían logrado avances aunque la ciencia no había logrado revelar el destino del hombre, ni había resuelto el misterio de la vida, ni había hecho que la humanidad sea mejor, ni había proporcionado beneficios a la política.

Estos conceptos causaron gran revuelo en un mundo que veía a la ciencia como la única fuente fidedigna de todo conocimiento y progreso.

Pasaron muchos años y hoy en día, aunque la ciencia goza de alto prestigio, casi nadie la considera una panacea universal y los científicos son más cautelosos y prometen menos.

Durante el siglo XX abundaron las críticas a la ciencia, que fueron rechazadas sistemáticamente por la comunidad científica.

Marx Planck, premio Nobel de Física, en 1918, pensaba que en la ciencia, una nueva verdad nunca termina de ser aceptada ni reconocida por los adversarios, hasta que aparece una nueva camada de científicos que puede ver que esa verdad le resulta familiar; y lo mismo parece suceder con la historia.

En estos últimos años, muchos científicos han afirmado que la ciencia no puede separarse del contexto tanto social como cultural ni de la subjetividad de los investigadores, ni de la posición de poder que quiere imponer un punto de vista.

No es raro que haya científicos capaces de manipular los resultados de sus observaciones para que correspondan con las teorías en las que creen ciegamente.

La ciencia basada únicamente en la razón no se puede defender y el método científico, válido para todos los hombres de ciencia sin tener en cuenta sus debilidades por pertenecer a la raza humana, es un tema de debate en la filosofía de las ciencias.

El método científico distingue la ciencia de los mitos, de la metafísica, de las pseudociencias y del resto de conocimientos existentes.

El filósofo Karl Popper, ya en 1930 había afirmado que una teoría tenía que ser refutable para ser científica, considerando pseudocientífica a todo conocimiento basado en enunciados no refutables; o sea que el criterio de la cientificidad haría de lo incierto la principal característica de la ciencia.

La filosofía se ha atrevido a ir más allá en cuanto a la negación de la existencia de un método científico, nombrando por ejemplo a Paul Feyerabend, que a través de ejemplos históricos afirmó que no se puede mostrar un método propiamente científico llegando a concluir que a nivel metodológico, para que la ciencia prospere, todo es bueno. Es decir, no hay un método universal en la ciencia que pueda aplicarse en toda ocasión, porque todo varía según el contexto.

También es una cuestión que se presta a debate la unidad de las ciencias, siendo cada una de las disciplinas científicas tan distintas y teniendo tan poco en común.

Todas las ciencias parecen tener como común denominador su visión del mundo materialista, pero esta condición tropieza con el hecho que muchos científicos son religiosos.

Por otro lado, el materialismo no lo es tanto en el caso de las matemáticas, que para algunos matemáticos, existen, independientemente de nuestro cerebro.

Sin embargo una posición anticientífica también es problemática; por eso, tal vez la clave de este enigma sea no defender tanto a la ciencia en general sino a tal o cual teoría específica.

La consideración antropológica sobre la ciencia que propone Bruno Latour, sociólogo francés (1947), revela que los científicos no ven los hechos que observan sino sus propias construcciones mentales o sea que el hecho científico no está en primer lugar, es una construcción social.

Fuente: “Filosofía hoy”; “¿Hay que defender a la ciencia?”; Thomas Lepeltier.